07 septiembre 2006

La Hazaña de ANIBAL SANCHEZ

Por un momento, fracciones de segundos que parecían siglos, el tiempo se detuvo para Anibal Sánchez, parado detrás de la lomita del Dolphin Stadium.

Mientras aplaudían emocionados los aficionados, hambrientos de gloria, sedientos de ese out 27 que decretaría el primer partido sin hits ni carreras en las Ligas Mayores en más de dos años y el final de la sequía más larga de encuentros sin imparables en el béisbol de lujo desde una etapa entre 1941 y 1944, Sánchez se dio un pequeño `'lujo'`: mirar hacia la pizarra del hogar de los peces.

''Es cuando en realidad me di cuenta, con dos outs en el noveno, que de verdad tenía un no hitter'', comentó un emocionado Sánchez. ``No sé porqué, pero hasta entonces no lo creía a un cien por ciento, pero cuando vi el cero en la pizarra de Arizona, me dije a mi mismo: Anibal, ahora es cuando tienes que pitchear''.

Segundos más tarde, retiraba al cuarto bate de los Diamondbacks, Eric Byrnes, con un roletazo al cuadro.

Y se escribía un hermoso episodio en la historia de los Marlins, de Venezuela y... por supuesto, de un joven que lo único que tenía en su poder antes de comenzar la temporada, era el derecho a soñar.

``Es un momento muy especial de mi vida y lo será siempre. Tengo tantas cosas bonitas en mi vida. Una esposa bien linda, la oportunidad que me dieron los Marlins. Pero esto que ha pasado es un regalo, una gratificación de tanto trabajo en las Ligas Menores''.
Por supuesto, Sánchez -el segundo venezolano que tira un juego sin hits ni carreras en las Ligas Mayores y el primero desde que el zurdo Wilson Alvarez lo hiciera hace casi dos décadas- no es el único emocionado por esta hazaña.


Desde su propio paisano Miguel Cabrera, quien le agradeció al pitcher ''por la oportunidad de vivir un momento tan emocionante'', hasta Tany Pérez, quien en sus tiempos ha disfrutado de tantos momentos maravillosos en este deporte tan precioso llamado béisbol.

''Desde que subió este muchacho, nos dimos cuenta, igual que pasó cuando Cabrera llegó de las Ligas Menores en el 2003, que tiene un enorme corazón'', expresó Pérez, asistente a la gerencia de los Marlins. ``Y no hay duda de que sabe lanzar''.

Casi tan feliz como el propio Sánchez estaba su su compañero de batería, el receptor dominicano Miguel Olivo, aunque el pelotero de la tierra del merengue prefirió no correr de inmediato a la lomita para festejar con su lanzador.

Olivo bromeó que quería evitar ser atropellado por su compañero más fuerte, Cabrera, quien era uno de los muchos peloteros de los peces que saltaban alrededeor de Sánchez como si acabasen de recibir la visita de Santa Claus.

A lo largo del juego, Olivo estuvo siempre animando a Sánchez. ''Vamos, vamos, concéntrate en hacer tu pitcheo'', le decía en la lomita.

''Nunca lo noté nervioso'', elogió Olivo. ``Tenía buen dominio de sus lanzamientos. Fue una de esas noches maravillosas, pero la verdad es que desde que él subió ha tenido muy buenos juegos. Ha lanzado otros en los que le funcionaban mejor sus envíos''.

Y desde el banco, otro receptor, el propio dirigente Joe Girardi, quien ha sido testigo, activo y pasivo, de varios partidos sin hits ni carreras, sonreía de la pura satisfacción.

''Cuando le dio el boleto a Craig Counsell en el noveno, envié a nuestro coach de pitcheo a conversar con él, porque noté que se molestaba consigo mismo'', explicó Girardi. ``Lo que hizo este juego más interesante todavía es que necesitábamos ganar, porque estamos en la lucha por el wild card. Pero debo decir que me ponía más nervioso cuando yo jugaba, ya que como pelotero uno está deseando no cometer el error que vaya a impedir la proeza''.

La hazaña, empero, ya está en los libros de récords. Y en septiembre, el mes que diferencia a los niños de los hombres, Sánchez prueba, entre bombos y platillos, que tiene los pantalones bien puestos como pitcher.

Fuente: MANOLO HERNANDEZ DOUEN - El Nuevo Herald.com

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